Un poco de letras revueltas sobre el papel torcido
tu nombre escrito con tinta azul,
mientras el mío palidece en el grafito…

Pedro Pablo Pérez Santiesteban


No solo se esfuma mi nombre,
siento que toda mi imagen
se descolore en tu recuerdo.

Tengo unos garabatos
entrelazándose en mis vísceras,
toda la noche fantaseé
convertirlos en corolas,
pedirle al viento
que te lleve las palabras
para que adviertas
el dolor que crece en mi carne
y se te adhiera a las manos.



“Si te digo que vengas
que la vida no está en ninguna parte”…

Teresa Coraspe


Ahí, donde los límites de mis pies
se juntan con la orilla,
te espero.
Inventé esa ruta de horizonte y paralelo
porque sé que encontrarás el lugar
en la dirección imaginaría
donde vivo desde la última vez que nos quisimos.

 

“Si dices una palabra más,
me moriré de tu voz”…

 

                        Dulce María Loynaz

 

Te lo digo sin vergüenza

 

Cuento con una larga vida

gracias al silencio de tu boca,

al olvido de tus labios,

a la falta de costumbre

de tu indiferente lengua.

 

7 de Marzo de 2008 (Gabriela Abeal

 

“Miro siempre al sol que se va
porque no sé qué algo mío se lleva”.

 

                             Dulce María Loynaz

 

La hora justa

 

Tal vez

cuando uno se hace amigo del ocaso

confidente de los amaneceres

es para poder vivir

lo que el tiempo no nos permitió en el día.

 

Quizás la luna

conoce más sobre la nostalgia,

el silencio,

la separación

los límites

de no poder alcanzar lo que se quiere.

 

 

 

7 de Marzo de 2008 (Gabriela Abeal)