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Mirna Figueredo

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Mirna Figueredo Silva (Palma Soriano, Santiago de Cuba, 21 de abril de 1963).

Poeta y narradora. Licenciada en Filología, Universidad de Oriente 1987.

Ha asesorado talleres literarios en Santiago de Cuba: “Teocalli”, Casa de la Cultura Municipal, “Quórum”, Instituto Superior de Ciencias Médicas y  “Juan Marinello”, Universidad de Oriente.

Ha sido consultada como Lector Especializado por editoriales territoriales y ha participado en calidad de jurado en concursos nacionales.

Ha participado en Festival Internacional de Poesía de La Habana 2005 y 2006, Festival Internacional de Poesía de Nässjö, Suecia 2006, Feria Internacional del Libro de La Habana 2005 y 2006, Jornada Nacional de la Poesía en Sancti Spíritus durante 15 años  hasta el 2007, Al Sur está la Poesía, Manzanillo 2001, Encuentro Nacional de Talleres Literarios, Granma 1997. Encuentro Nacional de Narradoras, Sancti Spíritus 2001.

Ha obtenido premios nacionales: Ensayo, Concurso José María Heredia, Santiago de Cuba, 1989 y Coloquio Nacional de la Crítica, La Habana 1998. Literatura para Niños Concurso Regino Boti Cuentos para niños, Guantánamo 1999 y Premio Oriente Herminio Almendros. Santiago de Cuba  2004.

Colaboraciones suyas aparecen en Perfil de Santiago (Suplemento Literario del Periódico Sierra Maestra, Santiago de Cuba), Sic, (Revista Literaria y cultural de la Dirección Provincial de Cultura, Santiago de Cuba), El Caserón (Revista de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba), Quehacer (Suplemento Literario del Periódico Venceremos, Las Tunas), Unión (Revista de Literatura y Arte, órgano de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba),  entre otras.

Aparece en antologías: Mujer adentro, (poetisas cubanas) Editorial Oriente (2000), El ojo de la noche, (narradoras cubanas) Editorial Letras Cubanas (2000), Aduanas de aire. Antología del fervor (poetas de Cuba y Argentina), Ediciones Santiago (2000),  La poesía contemporánea de Santiago de Cuba. Ediciones Ángeles de Fierro, República Dominicana (2007), Las palabras pueden: los escritores y la infancia. UNICEF. Cargraphics S. A. – Carvajal, Colombia (2007).

Ha publicado: Brevísima historia de ecos y bisontes (poemario). Santiago de Cuba, Editorial Oriente y Centro Provincial del Libro y la Literatura, 1993, Historias del bien querer y del buen jugar (cuentos para niños). Guantánamo, Editorial El Mar y la Montaña, Colección La Fama, 2001, Muchos elefantes (noveleta para niños). Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 2004 y Eclesiastés de la Eva (poemario). Santiago de Cuba, Ediciones Santiago, 2005.

 

 

                                       ***

 

 

 

4 poemas de Mirna Figueredo

 

ANGEL I.


Un niño asomó con su delgada red y anzuelos de juguete

por las cortinas de limo que separaban inasibles

los fragmentos de luz y las rocas.

 

En ese lapso todo fue posible

hacer que el tiempo no sucumbiera bajo los dioses y los dictadores

que el beso no tuviera esos ingredientes tan parecidos a la muerte

como las deudas de juego

la vanidad con su toque de fiesta

la mediación entre los poros y el poder.

 

Fue posible pasar por terreno de nadie

sin cuerda floja, sin dientes de león

imitar a las esporas libertinas

la simplicidad de su estar en el mundo

para que la vida gire inagotable.

un niño solo, desnudo

con su magia de creer en los milagros.

 

ANGEL II.


En la tierra de todos

esperaban oxidadas las armas

sumidas en reflejos de tiempos dorados

rumiando sus trofeos con hilos escarlata.

 

Ah, esas terribles armas

que cortan la fruta aun sin visitar

por los jugos vitales.

Esas armas con dedos y ojos

que se escurren por los pasillos del alba

y a la luz del sol parecen transparentes

¡No las toques! dijo el ángel

y puso entre las manos del niño un ánfora de miel

un incensario

u otro signo que convoque la duda.

 

En terreno de todos es preciso un talismán, una balanza

que disponga el clímax y la pausa

porque se quiebran los espejos

porque la luz tiene un precio de este lado.

 

 

ANGEL III.


El niño cierra los ojos

la puerta que ahora atraviesa está hecha de cadáveres

hay manos que piden y otras que se crispan

ojos que perdieron el brillo de las lágrimas

peces congelados

su frialdad lacera y enmudece.

 

Hay un vientre preñado de risas detenido en el tiempo

en un rictus de alegrías sin color.

El suelo es un rompecabezas

con una pieza extraviada.

 

El ángel pone en las manos del niño una semilla

y todo resucita en otro rostro

en otros pies que saben del lodo y de las piedras

de caminos que llevan a una fuente de aguas temperadas

a un lejano verdor.

 

ANGEL IV.


No regales tu bitácora

no dejes a la deriva ese barco de papel

no es una imagen que se aleja entre círculos de luz

una estrella condenada a diluirse.

 

No vamos al polvo sino a la vida

salgamos sin máscaras al carnaval

que la música ahogue el bisbiseo de los fantasmas

¿Será que hay una puerta de viento

por donde echar a volar un papalote?

 

Si no existe esa puerta están las alas

está la inevitable colisión de la savia y el sol

está lo que nos hace eternos e inmutables.


 

Todos los derechos corresponden al autor