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José Alejandro Peña

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Tres de José Alejandro...

LUMBRE

Cuando el aire se agota y ya no hay leña
para encender la fogata de ladrillo
ni legumbres ni huevos para el almuerzo
ni dinero para comprar un poco de alegría;
cuando todo alrededor se torna
desesperante o díficil,
ella me mira con serena emoción
y me pide que no la deje sola
que me abrace a su cuerpo como a un sueño.
 
LA PALABRA INQUIETANTE

Yo no digo nada que no haga cambiar
el curso de las cosas.
Si digo muerte es para ocultarme de mí mismo
o en la muerte cubrirme el cuerpo de palomas.
Tal vez lo que es inquietante
(de veras inquietante)
no se dice con las palabras
pues ninguna palabra es demasiado ella misma
por eso necesita de las otras palabras para cargar
con los despojos y las mentiras.
Yo hablo para que al fin ocurra algo que cause
pavor de verdad o ilumine secretamente el
corazón de las bestias.
 
COCTEL
 
El oro y sólo el oro es puro para el hombre que teme lo contrario de sí mismo y es contrario siempre aunque maldiga y finja lo contrario.
Que tu alegría sea como una burbuja y que tu vida entera la defina el más raro deseo: comparte tu pan y tu alegría con los que no tienen alegría ni pan.
Que si dura la vida un día largo como una desgracia o algo que menos pudiera significar una esperanza o algo que menos que una esperanza constituya un deseo así como decimos que una masa de pan es suficiente para una semana de hartazgo con la vida.
Y que el suicidio es una flor que abunda donde quiera pero no todos alcanzan comprender su belleza.
 

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