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Andrea Victoria Álvarez.

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Datos de la autora:

Escritora, poetisa y docente nacida en Caracas (Venezuela) en 1956.  Maestra  normal.  Reside actualmente en la ciudad de Buenos Aires,  Argentina.

 

Ha sido publicada  en diversas revistas  Web y Blogs:

Herederos del Caos

Resonancias Org.   

Azul Arte.

Mis poetas contemporáneos.

Revista digital literaria “Letralia” (Venezuela)

 

En papel las  antologías “Poesía Iberoamericana del siglo XXI, tomos I  II y III”  editadas en México  por la Sociedad Internacional de Poetas y Escritores (SIPEA).

 

Revista literaria del  Grupo Cultural  “Pie de Página” en su país.

 

En URL  www.sanesociety.org.  Y   http://espanol.agonia.net/

 

Finalista del concurso  II Antología Digital de Poesía: “UNA VOZ EN EL ABISMO”, de la Revista Remolinos.  (Perú)


POEMAS...

Soledades de metal.

 

Las manos sudan

sus fragancias de verano.

 

El aroma inconfundible del mutismo

perturba el asfalto

con algún pachulí viajero.

 

Todos vamos

sobre  la misma ruta.

 

Sobre  los mismos rieles retraídos

del silencio.

 

Hay tanta gente aquí

que nuestras soledades

se estrellan.

 

 

ORÍGENES

 

 

La existencia, yelmo.

Aleación de hierro:

Carne, vida, duelo

                          tiempos.

 

Exigua plumilla

cuando circula al viento:

Sangre, llanto, patria

                          aliento.

 

Por eso... he de irme

por donde llegué:

 

Madre...

¡Dilate tu matriz de nuevo!

vuélveme

a mis lejanías de esperma.

 

 

                                        - ¿Te ha sucedido alguna vez ver

una ciudad que se parezca a ésta? -

/Italo Calvino/

URBES INFINITAS

 

La procesión va por dentro,

árbol de copas caídas, sin verdor.

Aquel hombre sin abriles, sin cabellos

arqueado al conjuro de los años, seco.

Vigías de las ciudades y sus humaredas

derramada savia del fruto ausente

en la corteza del recuerdo, adentro.

 

Mis raíces se enredan en sus corpúsculos de asfalto

viajan en sus hojas

al febril vaivén del pensamiento.

Inciden las vertientes,

cruces en que transmigran mis urbes

opacas y sin tiempo.

 

Me adentro en sus pupilas de argamasa,

por sus venas de sombras y luces amarillas.

Las luces ilustradas de las calles. Y

sus faros nos aglutinan sobre los rieles

como estación del metro,

suma de nuestros pasos, pienso:

Los que suben, los que bajan

y los que vamos quedando

en la cuenta inmaculada del calvario.

 

Desde éste pináculo de maquetas

mis urbes y sus mamposterías

tienen el diseño intacto y negligente

de un arquitecto de facto.

Las mismas soledades se repiten.

Idénticas sus casas aniñadas

con rictus de pobrezas en las manos.

Sus causes con más calles, con más carros, nos llevan

a ningún lado.

 

Mi ciudad es suma de vidas, con sus luces,

 con sus huellas, nuestros pasos.

Un transeúnte más por las sendas intestinas del ocaso.

 

 

 INSOLACIÓN

 

 

     Afuera, la destemplada fogosidad   del  sol reseca las hojas de los árboles,   se achicharran y chillan  las piedras, en tanto,  yo  guarezco a las sombras  de una brisa artificial que refresca mis pensamientos:

 

   Como nunca,  Ungaretti me une a la vida:   “penetrada/en mi silencio /he escrito/nunca /tan  unido a la vida”.

 

 Whitman   remonta  vuelos a la  estima  del  existir   que poco antes Cioran había sepultado, cortado alas,  con su pesimismo insolente:   “Me celebro y me canto a mí mismo”

 

Las imágenes comienzan a aflorar e invaden a las neuronas algunas  chispas de inspiración….

 

Repentinamente,

el silencio ha hecho escala en otro lugar:

Alguien habla,

suena el teléfono,

tocan la puerta,

el perro ladra,  despavorido. 

 

                                             Vuelve la calma.

 

 

Ahora, en mi cercana territorialidad,   invoco desmoralizada los  fecundos silencios de la casa de Yolanda Pantin:

 

“La palabra a golpes desprendida. /Volcada de revés./ La calma es un minuto”.

 

 

Pero el  largo y tendido grito de un niño,  más parecido al llamado de tarzán,  los desgarra.

 

Salgo de mi escondite,  encaro al sol inclemente, a las hojas resecas, a las piedras chamuscadas,  también grito…. ¡Déjenme escribir!

 

Finalmente, el silencio se ha derretido al sol, a la vez que mi inspiración

 

 

 

EVOCACIÓN

 

Virtuosos los ojos

prófugos del   tiempo.

Me miran

…..a través del  olvido.

 

 

Arrase

 

Un ave nace

en el cielo festeja

vuelos de plomo.

 

 

SOLA

 

Todo es distancia

delante de mis ojos.

Hasta mi sombra.

 

 

DUELE

 

No rasga mi alma

su lengua de  escarpelo.

Pero la roza.

 

 

Inverso

 

En  un  poema

el halo de la vida

vuelve  a la  muerte.

 

 

Al silencioso

 

Cuerpo y alma  fundes

tú, espíritu silente

y  fiel  viajero.

 

 

 

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